jueves, 26 de abril de 2007

Para morirse... pero del coraje.

No hay nada que deteste más que el agotamiento causado por el estrés y las largas jornadas de trabajo. Estos últimos cuatro días han sido el infierno en la tierra en mi trabajo, gracias a tres factores: mi jefe fuera todo el día y regresando a las seis de la tarde (háganme el retrinche favor) a continuar trabajando, una personita que no tiene idea del concepto de "información oportuna" y lidiar con proveedores internacionales que no pueden cumplir con mis fechas límite.

Todos los que estamos participando en este proyecto andamos tambaléandonos por ahí de agotamiento, con los ojos chiquitos e inyectados en sangre por la falta de sueño, y tan tensos como cuerda de violín por el estrés. Cualquiera diría que esto es lo normal para cualquier trabajo, ¿no?. Para algunos podría serlo, pero lo que me trae hidrófoba de rabia es que a mí me avisaron el mero lunes que teníamos esto entre manos, y la susodicha persona a cargo por parte del cliente ha demorado eternidades en proporcionarnos información crítica para emplazar los pedimentos.

Por ejemplo: ayer necesitábamos una especificación técnica para una barra de contactos (multiplug). Pasé SEIS HORAS tratando de localizar a la chamaca, hasta que me iluminaron el cerebro con un "¿Por qué no le hablas a su jefe?". Debió ocurrírseme a mí, pero la neta, ya no me funcionaba bien la de pensar. Ni tarda ni perezosa, me pongo en contacto con el jefe:

Su Segura Servidora: ¿Ing. X? Le habla SSS. Me apena mucho molestarle, pero no puedo localizar a la srita Y.
Ing. X (medio molesto):
Cómo no. Permítame un momento, la pongo en comunicación
Ing. X (a srita Y, más molesto): Y, tengo a SSS en la línea y tiene unas dudas. Necesito que se las aclares ahorita.
Srita. Y (con suspiro de fastidio): Sí, dígame cuál es la duda, SSS.
SSS: Necesito el diagrama de configuración del producto R para acelerar la producción. ¿Lo tiene?
Srita. Y (compungida): Ay, qué pena, pero mire que esa información no existe.
SSS: ¡¡¡???

¿SEIS TRISTES HORAS PARA UNA RESPUESTA DE 5 SEGUNDOS? ¿Qué le pasa a esta vieja, por todos los santos? Y así hemos estado TODA LA SEMANA.

Y ahora, he dejado en la cola del estacionamiento 800 tareas que tenían que hacerse para el resto de la oficina, y apenas encontré unos minutos para relatar mis cuitas porque solo tuve media clase de inglés. Me siento como zombie de resident evil.

Lo único que me ayuda a mantener un poquito de esperanza es que el próximo martes es primero de mayo. ¡Y a arrojar blanquillos se ha dicho!

Espero que a ustedes les esté yendo mejor.

viernes, 20 de abril de 2007

En viernes... la locura, chico, la locura.

Generalmente los viernes son el día bienvenido y bendito cuando empezamos a planear nuestro dulcísimo y feliz fin de semana, que para algunos afortunados es el momento del reventón y para otros pobres, como su segura servidora, representan dos días más de trabajo, pero en casa.

Hoy es el día de los jeans y la playera de la empresa (han tratado de eliminarlo, pero no les ha salido - muahjahjahjah- ). Algunos tienen poca chamba, pero otros andamos vueltos locos con las llamadas, los pendientes que otros archivaron toda la semana para que alguien se los resuelva el mero viernes, las juntas pospuestas, las conferencias internacionales donde uno tiene que fingir que lo sabe todo (y en realidad no le han dicho nada) y todo lo que ustedes seguramente conocen ad nauseam.

Hoy, por primera vez en toda la historia de 13 años de la empresa, TODOS LLEGARON A TIEMPO. El jefe de personal estaba con el ojo cuadrado, porque NO ES NORMAL. Teniendo en cuenta la cantidad de descuentos a la quincena acumulados en el mes pasado, a mí no me sorprende. Allá en mi pueblo dicen que "el miedo no anda en burro".

El problema original es que nosotros los mexicanos nomás andamos buscando cómo sacarle ventaja por las malas a todo, y aunque he de hacer constar que detesto incluirme en este tipo de generalizaciones, ya que me considero mexicana nomás por accidente, y hago todo lo que puedo por apartarme de este perfil, en mi humilde opinión, el abuso es parte de nuestra naturaleza. Forma parte de nuestra cultura nacional un auténtico espíritu de venganza contra el prójimo, sobre todo si éste se encuentra real o imaginariamente por encima nuestro, y se considera estúpido a cualquiera que obra de buena fe.

Esto es más que evidente en el ambiente laboral. Cuando se nos otorga cualquier tipo de privilegio, siempre encontramos la forma, como el Lazarillo de Tormes, de picar más de lo que nos corresponde, con diversos pretextos mentales que nos protejen de la vergüenza. "Si él llega tarde, yo por qué no"; "Al fin que todo el mundo lo hace", etc. Y por eso sufrimos los catastróficos desastres del viernes por la tarde. Los que pueden, salen corriendo como ratoncitos a las 6 de la tarde mientras que los que no podemos disimular, nos tenemos que quedar hasta las quinientas pa'tratar de sacar la chamba por los pelos.

Esto es lo que nos destruye. Y como yo, aparte de quejumbres soy de armas tomar, ¡por eso no lo hago!

miércoles, 18 de abril de 2007

Las pequeñeces son las que matan...

Noticias sobre las pequeñas quejas acumuladas en la semana:

1. Llamada a las 10:30 de la noche:
Si todos mis cuates saben que trato de irme a dormir temprano, ¿qué les hace pensar que me va a interesar a las diez y media de la noche si en Gringolandia mataron a 32 estudiantes o a 500? ¡Me vale m***res! ¡Déjenme dormir!

2. Proyecto atrasado:
Si tanto les molesta que les pregunte cómo van con un proyecto donde yo solo contribuyo como traductor, ¿por qué se enjabonan cuando se les retrasan las cosas? Pongámonos de acuerdo: o tú me indicas cuando se hace, o te aguantas que te carreree.

3. Priorizaciones equivocadas:
Me pudre las entrañas la manía que tiene la gente de pedir todo con carácter de urgente cuando en realidad se tienen 4 o 5 días para entregar algo. Siempre terminan distrayendo mi atención de lo que realmente urge, y la que queda como idiota es su segura servidora.

4. Quedarse a lo pen**jo:
Van tres días que me hacen quedarme una o dos horas extras porque el jefe no indica si hay o no pendientes. Si me voy a quedar, que sea para hacer algo, caramba, no para estar jugando con la compu, que eso lo puedo hacer en casa.

5. Los horarios desfasados en la tele:
Me extraña que nadie se haya quejado todavía de la maldita manía que ha agarrado Televisa de transmitir los programas a la hora que buenamente quieren. Si la transmisión de "Danny Phantom" (mi caricatura favorita) está programada para las 14:30, ¿¡por qué ca**jos empieza hasta a las 14:45!? No hay forma de ponerse a grabar así.

6. Los blogeros que no escriben seguido:
Me da 100 patadas cuando visito algunos blogs que tengo marcados y los autores, después de haber puesto 10 textos uno atrás del otro, dejan de subir textos por semanas. O sea, chicos, ¿de qué se trata?. Si los tengo marcados, es porque me gusta lo que escriben, y me gusta tener mucho qué leer cuando no estoy haciendo nada.

Esas son las quejas vocingleras de la semana. NO voy a hacer comentarios adicionales sobre lo de Virginia, porque no me quiero repetir y para eso está el blog en inglés.

sábado, 14 de abril de 2007

CUANDO PASE EL TEMBLOR...

Después de haber trabajado 14 hrs. continuas por 3 días seguidos, tu jefe de repente te dice que te puedes ir a las 6 de la tarde. ¡Oh, felicidad!. Haces tu 'Operación Cajón' tan rápido como puedes y te las arreglas para llegar a tu casita a las 7 de la noche. Para relajarte, platicas con el/la mareadit@, te pones al corriente con tus programas grabados, mordisqueas una galleta para cenar, agarras tu librito para agarrar sueñito, y logras cerrar tus ojitos a unas decentes 10 de la noche. Rico, ¿no?

A mitad de la noche te despiertas de repente con el estómago duro y la boca seca como el lago de Texcoco. Está oscurísimo (seguro hubo un apagón), y de pronto te percatas de que tu camita se mueve de izquierda a derecha. ¿El Exorcista? No. Tus neuronas se tardaron más que tu sabio cuerpecito en detectar el peligro: ¡ESTÁ TEMBLANDO!

Tratando de controlar la voz para no caer en pánico, llamas a la personita que calienta la otra mitad de la cama: "Cariño, está temblando". Solo hay ronquidos por respuesta. Levantas más la voz al tiempo que te incorporas, mientras la fuerza del movimiento telúrico va en aumento: "Cariño, levántate, ¡está temblando!". Te contesta un gruñido. Sabiendo perfectamente cuánto tiempo tarda en evacuarse un cuarto piso, te levantas de un brinco y agarras al susodicho por las solapas de la piyama, sacudiéndolo como maraca en tanto gritas como loco de manicomio: "¡LEVÁNTATE, CABRÓN, QUE ESTÁ TEMBLANDO!". Y cuando el susodicho por fin abre un ojo y pregunta: "¿Eh? ¿Qué pasa, cariñito?", tú sueltas la piyama, te das la vuelta y contestas, levantando el brazo en popular seña: "Ya nada, güey. Ya terminó".

Esto sucedió el viernes, 13 de Abril del 2007, cuando se registró un sismo de 6.3 grados en la escala de Richter a las 12:42 de la madrugada, hora local, en la Ciudad de México, con el epicentro localizado en las costas de Guerrero. Afortunadamente, no se registraron pérdidas humanas, aunque varios edificios resultaron dañados.

Habiendo vivido en esta ciudad toda la vida, y recordándo vívidamente el famoso "Terremoto del 85", la próxima vez que tenga que decidir entre quedarme a despertar un muerto o salir corriendo para ver otro día, ¡CHINGE SU MADRE EL DE AL LADO Y AHÍ NOS VEMOS!

martes, 10 de abril de 2007

El regreso de vacaciones... ¡A sufrir!

Oops. Creo que mi pobrecito blog en español ha estado un tanto abandonadito. Pero como ya tengo más de qué quejarme, pos aquí 'toy.

Efectivamente, como se esperaba (ya no hay nada nuevo bajo el sol), hemos vuelto para ser exprimidos como naranjas de puesto para desquitar los dos días que pasamos rascándonos la panza (mientras barríamos, trapeabamos, lavabamos ropa y trastes, etc.). Sin ir más lejos, ayer nos retiramos a las 11:45 de la noche de la oficina (y sin pago de horas extras), porque el jefe necesitaba preparar una presentación para unos clientes. Tuvimos TOOOOODO el día para hacerlo, pero no. Como siempre, en el último minuto urge todo. Por lo menos, mi jefe fue suficientemente lindo como para invitarnos a cenar unos taquitos. Y con lo tragones que somos, pues tampoco le salió muy barato que digamos.

Por otra parte, me veo inmersa en el complicadísimo asunto de buscar a mi reemplazo. Así como suena. No sé si me van a correr o no, y la neta no me preocupa demasiado, porque tampoco es mi sueño quedarme en este puesto para siempre. Lo difícil es que: a)nunca había hecho esto; b) no hay página web donde no te quieran cobrar; c)no hay presupuesto y d)la información que me han dado es insuficiente. Lo ridículo es que están buscando a una persona con un perfil igualito al mío, pero que cobre menos. Francamente, lo veo difícil, pero hay tanto desperao en este país que no faltará la taradita que acepte venderse por tres tortillas, en vez de intentar cobrar lo que realmente vale el trabajo.

Y lo último malo es que los condenados escuincles siguen de vacaciones. Ahí tenemos que sufrirlos todos los que ya regresamos a trabajar, oyéndolos jugar futbol en los pasillos del edificio, gritar hasta las 11 de la noche. O sea, si no tienen espacio dónde guardar a sus monstruos en sus casas, ¿por qué tenemos que aguantarlos nosotros? Prefieren esos papás que sus chilpayates se críen en las calles como perros.

El consuelo es que esos papás literalmente están criando cuervos que eventualmente les sacarán los ojos. Y se lo habrán buscado ellos solitos.
Al rato, que no se quejen.

viernes, 6 de abril de 2007

¡¡Santo Fin de Semana, Batman!!

¡Oh, las deliciosas Vacaciones de Semana Santa! Donde se junta toda la estupidez del mundo en un escaparate mundial.

El miércoles pasado, el dueño de la empresa salió a un viaje de negocios. Supuestamente, TODOS debíamos guardar religiosamente nuestros puestos de vigilancia hasta las 18 hrs, ya que era un día NORMAL de trabajo, ¿no? Pues resulta que el siguiente personaje en la cadena de mando se retiró SIGILOSAMENTE a las 16, supuestamente para ir a comer, Y NO VOLVIÓ. ¿Se molestaron en avisarnos? ¿Nos dejaron ir temprano, ya que no había NADA qué hacer? POR SUPUESTO QUE NO. Obviamente, nos la pasamos echando relajo, jugando solitario, 'chateando' y revisando las bolsas electrónicas de trabajo. Y por supuesto, ya lo desquitaremos el lunes, saliendo hasta las 21, sin pago de horas extras. ¿No es lindo trabajar para la iniciativa privada en México? (Ya en serio, estoy al borde del vómito).

La ciudad está prácticamente vacía. Los comercios, cerrados (no hay forma de conseguir un trinche clavo pero ni de lástima). Los que no fueron a apiñarse como pingüinos en las playas mexicanas, están encerrados en casita viendo tele, o disfrutando del "Caldo de Naco" en las mugrosas playas artificiales (me parece que solo abrieron UNA en la Villa Olímpica), o llevando a los tiernos infantes a Iztapalapa para ver al Chucho ponerse como Santo Cristo y que los mocosos puedan preguntar "¿lo van a matar de a de veras, mami?", y poner largas caras de decepción cuando la negativa llegue. O santificando la fiesta con alcohol, para atravesársele a un camión cargado de mangos y dejar al chofer embarrado en un árbol.

En nuestro caso particular, hay mucho qué hacer en casita, dado que hemos decidido que nuestra asistente doméstica ha perdido su derecho a volver a pisar este hogar al decirle a mi jefa, con la que también trabaja, que no había problema en hacerle el quehacer el mismo sábado, porque su segura servidora le pagaba sus $200 aunque nomás fuera dos horas (o sea, aparte de romper su promesa de confidencialidad, más pendeja no me podía dejar). Por lo cual ahora tengo que chutarme la lista que ya se saben: los trastes, la ropa, las compras, la comida, barrer, trapear, etc. (qué lindas "vacaciones", ¿verdad?).

De lo único que me enorgullezco es que tanto mi familia como esta servidora hemos sido suficientemente bendecidos/afortunados como para poder darnos el lujo de ignorar las Nacovacaciones y poder viajar en temporada baja, que es lo mero bueno. ¡Primero muertos que sencillos! Juar, juar, juar.

martes, 3 de abril de 2007

La Risa en Vacaciones... en la Ciudad de México

Las vacaciones de semana santa se asocian con dos cosas: tiempo fuera de casa con la familia y los Springbreakers gabachos que vienen a ponerse como discípulos de Baco durante cinco días y a enseñar tetas y traseros en los noticiarios a nivel nacional.

Pero ahora hay una más: después de años de escuchar que los defeños haríamos "Acapulco en la azotea" por falta de fondos, el queridísmo Marcelo Ebrard ha decretado la creación de cuatro playas artificiales en la ciudad de México, a cargo del erario público (y si no es cierto, que me desmientan).

Cualquier persona con dos céntimos de sesos ha estado a punto de morir de risa con esta noticia. Marcelito no niega sus orígenes de partido y se dedica a proporcionar a su pueblo "juegos de circo". O sea, ¿quiénes creen ustedes que van a hacer uso de esas 'playas'? Pos la naquiza, hombre. Ya me puedo imaginar a toda la caterva de escuicles maleducados y mugrosos corriendo en "chones" (porque ni a traje de baño llegan) por todos lados, orinándose en las albercas, tirando basura por todos lados y molestándose los unos a los otros mientras los padres indulgentemente se desentienden de ellos. Argh! De sólo imaginarlo, náuseas me dan. (En resumen, ni de broma acercarse por ahí).

Por otra parte, nunca he extrañado más pertenecer al cuadro docente de una escuela. Después de toda la pérdida de tiempo de los festivalitos de primavera, los maestros reciben sus merecidísimas DOS SEMANAS de vacaciones CON GOCE DE SUELDO, mientras que en la empresa que yo laboro nos van a conceder DOS TRISTES DÍAS, y eso porque es de ley, que si no, ni eso. Y estamos perfectamente conscientes de que la próxima semana vamos a laborar horas extras, 'para desquitar', ya saben. Pero mi mareadito está peor; él trabaja en una empresa gringa, y NO VA A DESCANSAR. Se los pagan doble, de acuerdo con la ley mexicana, pero de todos modos es una ch***a, porque ni siquiera se puede tomar los días que descansan allá. O sea, como 'arbano judío', el pobre.

Lo único bueno es que la ciudad permanece muy tranquila, sin embotellamientos y con pocos usuarios en el transporte público. Lo malo es que resulta un triunfo espartano encontrar un taxi para llegar al trabajo a las 7 de la mañana. ¡Todos están arrojando blanquillos! Ja, ja, ja.