Después de haber trabajado 14 hrs. continuas por 3 días seguidos, tu jefe de repente te dice que te puedes ir a las 6 de la tarde. ¡Oh, felicidad!. Haces tu 'Operación Cajón' tan rápido como puedes y te las arreglas para llegar a tu casita a las 7 de la noche. Para relajarte, platicas con el/la mareadit@, te pones al corriente con tus programas grabados, mordisqueas una galleta para cenar, agarras tu librito para agarrar sueñito, y logras cerrar tus ojitos a unas decentes 10 de la noche. Rico, ¿no?
A mitad de la noche te despiertas de repente con el estómago duro y la boca seca como el lago de Texcoco. Está oscurísimo (seguro hubo un apagón), y de pronto te percatas de que tu camita se mueve de izquierda a derecha. ¿El Exorcista? No. Tus neuronas se tardaron más que tu sabio cuerpecito en detectar el peligro: ¡ESTÁ TEMBLANDO!
Tratando de controlar la voz para no caer en pánico, llamas a la personita que calienta la otra mitad de la cama: "Cariño, está temblando". Solo hay ronquidos por respuesta. Levantas más la voz al tiempo que te incorporas, mientras la fuerza del movimiento telúrico va en aumento: "Cariño, levántate, ¡está temblando!". Te contesta un gruñido. Sabiendo perfectamente cuánto tiempo tarda en evacuarse un cuarto piso, te levantas de un brinco y agarras al susodicho por las solapas de la piyama, sacudiéndolo como maraca en tanto gritas como loco de manicomio: "¡LEVÁNTATE, CABRÓN, QUE ESTÁ TEMBLANDO!". Y cuando el susodicho por fin abre un ojo y pregunta: "¿Eh? ¿Qué pasa, cariñito?", tú sueltas la piyama, te das la vuelta y contestas, levantando el brazo en popular seña: "Ya nada, güey. Ya terminó".
Esto sucedió el viernes, 13 de Abril del 2007, cuando se registró un sismo de 6.3 grados en la escala de Richter a las 12:42 de la madrugada, hora local, en la Ciudad de México, con el epicentro localizado en las costas de Guerrero. Afortunadamente, no se registraron pérdidas humanas, aunque varios edificios resultaron dañados.
Habiendo vivido en esta ciudad toda la vida, y recordándo vívidamente el famoso "Terremoto del 85", la próxima vez que tenga que decidir entre quedarme a despertar un muerto o salir corriendo para ver otro día, ¡CHINGE SU MADRE EL DE AL LADO Y AHÍ NOS VEMOS!
A mitad de la noche te despiertas de repente con el estómago duro y la boca seca como el lago de Texcoco. Está oscurísimo (seguro hubo un apagón), y de pronto te percatas de que tu camita se mueve de izquierda a derecha. ¿El Exorcista? No. Tus neuronas se tardaron más que tu sabio cuerpecito en detectar el peligro: ¡ESTÁ TEMBLANDO!
Tratando de controlar la voz para no caer en pánico, llamas a la personita que calienta la otra mitad de la cama: "Cariño, está temblando". Solo hay ronquidos por respuesta. Levantas más la voz al tiempo que te incorporas, mientras la fuerza del movimiento telúrico va en aumento: "Cariño, levántate, ¡está temblando!". Te contesta un gruñido. Sabiendo perfectamente cuánto tiempo tarda en evacuarse un cuarto piso, te levantas de un brinco y agarras al susodicho por las solapas de la piyama, sacudiéndolo como maraca en tanto gritas como loco de manicomio: "¡LEVÁNTATE, CABRÓN, QUE ESTÁ TEMBLANDO!". Y cuando el susodicho por fin abre un ojo y pregunta: "¿Eh? ¿Qué pasa, cariñito?", tú sueltas la piyama, te das la vuelta y contestas, levantando el brazo en popular seña: "Ya nada, güey. Ya terminó".
Esto sucedió el viernes, 13 de Abril del 2007, cuando se registró un sismo de 6.3 grados en la escala de Richter a las 12:42 de la madrugada, hora local, en la Ciudad de México, con el epicentro localizado en las costas de Guerrero. Afortunadamente, no se registraron pérdidas humanas, aunque varios edificios resultaron dañados.
Habiendo vivido en esta ciudad toda la vida, y recordándo vívidamente el famoso "Terremoto del 85", la próxima vez que tenga que decidir entre quedarme a despertar un muerto o salir corriendo para ver otro día, ¡CHINGE SU MADRE EL DE AL LADO Y AHÍ NOS VEMOS!
4 comentarios:
te pasaste hahaha me mori de risa hahahahahahahah no mamaes esque de que tenemos el sueño pesado lo tenemos jahahaha
el paco: por alguna extraña razón, es dificilísimo resucitar de su coma a cualquier varón mexicano, especialmente si el despertante es la madre, la esposa o la amante. ¿Será alguna característica genética o qué?
Hey stuff, pues yo estaba despierto a esa hora y segun se sintió hasta acá, pero ps no... y si vivo aun con ese recuerdo del 85, muchas generaciones fuimos marcadas con esa desgracia... y pues opinaría el porque de tu pregunta sobre por qué cuesta tanto, pero como no tengo mamá, esposa ni amante, dejare mi comentario para otra ocasion... jajaja
heroe: pos que suerte que no lo sentiste tan feo. Gracias a Dios, yo no perdí a nadie en el 85, pero una de mis tías se quedó sin trabajo como un año. En el estudio sobre el sueño de los mexicanos, a lo mejor servirías de sujeto de control. jajajaja.
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