Generalmente los viernes son el día bienvenido y bendito cuando empezamos a planear nuestro dulcísimo y feliz fin de semana, que para algunos afortunados es el momento del reventón y para otros pobres, como su segura servidora, representan dos días más de trabajo, pero en casa.
Hoy es el día de los jeans y la playera de la empresa (han tratado de eliminarlo, pero no les ha salido - muahjahjahjah- ). Algunos tienen poca chamba, pero otros andamos vueltos locos con las llamadas, los pendientes que otros archivaron toda la semana para que alguien se los resuelva el mero viernes, las juntas pospuestas, las conferencias internacionales donde uno tiene que fingir que lo sabe todo (y en realidad no le han dicho nada) y todo lo que ustedes seguramente conocen ad nauseam.
Hoy, por primera vez en toda la historia de 13 años de la empresa, TODOS LLEGARON A TIEMPO. El jefe de personal estaba con el ojo cuadrado, porque NO ES NORMAL. Teniendo en cuenta la cantidad de descuentos a la quincena acumulados en el mes pasado, a mí no me sorprende. Allá en mi pueblo dicen que "el miedo no anda en burro".
El problema original es que nosotros los mexicanos nomás andamos buscando cómo sacarle ventaja por las malas a todo, y aunque he de hacer constar que detesto incluirme en este tipo de generalizaciones, ya que me considero mexicana nomás por accidente, y hago todo lo que puedo por apartarme de este perfil, en mi humilde opinión, el abuso es parte de nuestra naturaleza. Forma parte de nuestra cultura nacional un auténtico espíritu de venganza contra el prójimo, sobre todo si éste se encuentra real o imaginariamente por encima nuestro, y se considera estúpido a cualquiera que obra de buena fe.
Esto es más que evidente en el ambiente laboral. Cuando se nos otorga cualquier tipo de privilegio, siempre encontramos la forma, como el Lazarillo de Tormes, de picar más de lo que nos corresponde, con diversos pretextos mentales que nos protejen de la vergüenza. "Si él llega tarde, yo por qué no"; "Al fin que todo el mundo lo hace", etc. Y por eso sufrimos los catastróficos desastres del viernes por la tarde. Los que pueden, salen corriendo como ratoncitos a las 6 de la tarde mientras que los que no podemos disimular, nos tenemos que quedar hasta las quinientas pa'tratar de sacar la chamba por los pelos.
Esto es lo que nos destruye. Y como yo, aparte de quejumbres soy de armas tomar, ¡por eso no lo hago!
2 comentarios:
No me asombra nada que en mexico sea igual que acá, solo que acá se le dice la garra charúa a mandarse alguna chantada para garronear. Jeje, Salu2
(cara de what) Ora sí que no entendí nada, inés. ¿Qué es exactamente eso de 'chantada para garronear'? Está chida la expresión, a ver si la introduzco por acá.
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