viernes, 22 de junio de 2007

La gente es el verdadero problema

Hay cosas y casos del trabajo que pueden sacarnos totalmente de quicio, pero mi experiencia personal me ha enseñado que, en el 90% de las ocasiones, el verdadero problema radica en la gente, y por gente me refiero a los trogloditas con los cuales la mayoría de nosotros debe lidiar en la palestra para ganar el pan de cada día.

Y todo ello no solo emana de la psicología individual de cada persona, que suele estar ya bastante dañada cuando se accede a cualquier empleo (léanse chismes, envidias, rencores reales o supuestos, favoritismo, carrera de la cama continua, etc.), sino a los pequeños detalles a los que nadie pone atención jamás, tales como el tono de voz, el lenguaje corporal y el manejo del lenguaje hablado per se, todos ellos elementos particularmente sutiles, pero potencialmente letales en el ámbito de las relaciones laborales.

Ningún individuo nace sabiendo, eso está claro, y se supone que tanto la familia como la educación escolar deberían formar individuos capaces de desarrollarse efectiva y plenamente en el ámbito de la competencia social, pero la triste y cruda verdad es que hoy en día ya nadie pone atención a pequeños detalles de sentido común y “buenos modales” que solían ser no solo una norma, sino una imposición, en los felices tiempos infantiles de la que escribe. Mantener un tono de voz educado, no alzar la voz en público, bajar la voz cuando otro habla por teléfono, evitar “tronar” la boca, “echar trompetillas” o girar los ojos frente a la persona que nos causa un disgusto, son elementos del buen comportamiento que han ingresado al cementerio de las cosas pasadas de moda. Estos signos de nuestra buena crianza ahora se consideran signos de “debilidad” en un medio donde el que grita más fuerte es el que gana la discusión, y el que, agotando la paciencia del otro logra que éste ceda, el vencedor máximo.

En suma, me parece que resulta en exceso fatigoso y frustrante luchar cada día contra la marea de violencia disfrazada que comienza a subir inmediatamente después de que todos nos damos los buenos días con un “afectuoso” beso en la mejilla. Exactamente a los cinco minutos, las vicisitudes alrededor nos llevarán a tratarnos unos a otros como si fuésemos una manada de hienas, sin recordar ni por accidente que los buenos modales son el aceite que lubrica los complicados engranajes de la convivencia humana. Y por favor no me digan que es un “problema de cultura”. No, señor, porque yo he conocido personas de muy “baja” condición social que tienen mejores modales que los riquillos de Las Lomas, y cada individuo es capaz de tomar sus propias decisiones. Ser, o no ser naco, esa es la decisión.

Para concluir, he de hacer constar que yo evito en la medida de lo posible recurrir a todas esas técnicas nacas, barriobajeras y arrabaleras para salirme con la mía. Aunque en la vida privada soy blasfema como pirata, alburera como teporocha, y colérica como demonio de Tasmania, procuro esconder el cobre en mi lugar de trabajo, ya que suscribo el axioma de que el respeto obtenido es directamente proporcional al respeto otorgado. Por tanto, mi condición de “persona de calidad” (o sea, persona que desea tener calidad en todos los aspectos de la vida), demanda un mejor comportamiento de mi persona hacia los demás, para poder exigir el mismo trato, y hacer más llevaderos los tropiezos de la vida laboral.

miércoles, 20 de junio de 2007

Yo las traigo

Aunque el propósito de este blog es sacar la mala leche creada por los entripados de la vida diaria, la amiguita Inés me nominó para cumplir con la lista de generalidades del Walter. Como realmente le he cobrado afecto a la Inés, la complazco con mucho gusto, y ahí les vá, a los que les interese, aparte de ella.

¡Va por tí, Inés!

1. Tres discos: ninguno es de actualidad, pero soy un dinosaurio:
a. "Los Chicos no Lloran", Miguel Bosé,
b. "Mecano", Mecano, obviamente,
c. "Carmina Burana", con la dirección de Karajan.

2. Tres libros: algunos clásicos:
a. "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", de Cervantes,
b. "100 Años de Soledad", de Gabriel García Márquez,
c. Toda la serie "Belascoarán Shayne" de Paco Ignacio Taibo II.

3. Tres DVDs: ¿sólo 3? ¡Pero si tengo cientos!
a. "Akira",
b. "Lady Hawke" ("El Hechizo de Aquila"),
c. "El Cuervo" (la primera, la de Brandon Lee).

4. Tres bebidas: chale, si yo no tomo.
a. Piña Colada,
b. Medias de Seda,
c. Paloma blanca con tequila reposado.

5. Tres comidas: no sé si se refieren a platillos o estilos, pero como a mí me gusta casi todo:
a. Italiana,
b. Japonesa,
c. China.

6. Tres personas: gracias a Dios, no conozco muchas.
a. El Tavo,
b. La Noom y el Rodolfo,
c. Mi má.
(Sí, si. Ya sé que es trampa, pero todos me importan mucho =P)

7. Tres objetos:
a. La compu,
b. El Wii,
c. Mi equipo deportivo.

8. Y yo agrego: tres blogs que leo regularmente:
a. "Pirés clásicos de una mente brillante",
b. "Kyklops"
c. "El Mundo Según Yo"

Espero que esto les dé una mejor idea de la clase de Geek que soy.

jueves, 14 de junio de 2007

Agradecimientos + Las últimas noticias quejosas

Chale con esto del salvado automático. ¡Nomás me guardó el título!

Estaba yo agradeciéndoles a "yosoyines", "el héroe de esta película", "y sin embargo" y "kyklops" por haber tenido paciencia respecto a la irregularidad con la que escribo, y por todos sus lindos mensajes cuando andaba yo en la depre. Un millón de besos, abrazos y que las bendiciones del Universo los atropellen.

Las quejosas de la semana las pongo para que sepan que todavía estoy vivita, coleando y peleándome con todo el mundo, que también le da sabor a la vida.

1. Ay, dolor, ya me volviste a dar: estoy disfrutando muchísimo mis clases de boliche, pero estoy toda adolorida. Sin ir más lejos, la semana pasada, en mi primer tiro, logré abrir el compás y soltar mi bola con toda elegancia, para hacer a todo el mundo tirar sus bolas al piso del susto por el grito de dolor que pegué. Pero en mi pueblo dicen que, si no duele, ¡no sirve!

2. El que nace pa'maceta, no sale del corredor: me cae que la proactividad es un Don de Dios, y el ejemplo es sencillo; si te digo que tengo que localizar a Pancho Pérez en la empresa "Gran Patito S.A. de C.V". en su instalación en Querétaro, ¿por qué te limitas a decirme que no tienes el número de Querétaro? Dame el conmutador de aquí, y por ahí empezamos a averiguar, ¿no? Pero me queda clarísimo que la capacidad de proponer soluciones alternativas no le fue concedida a todo el mundo.

3. "Ame, mamá": ¿han escuchado a los niños chiquitos cuando le piden comida a su mamá porque ya es la hora? El cuerpo es sabio, y sabe a qué hora le tocan sus sagrados alimentos. El problema es que, aunque mi cuerpecito lo sabe, pareciera que mis jefes y compañeros no. ¿Por qué rayos me piden todo exactamente a las 14 hrs., cuando saben que ya me rugen las tripas y que me TENGO que ir a comer porque estoy a dieta? Definitivamente, los idiotas y las dietas no me van bien juntos.

4. Buscar chamba es una ch...: neto que el mercado laboral está de macho de la cabra grandote. Tengo ya un mes buscando trabajo en la red, y la realidad es que los maestros y capacitadores están considerados accesorios que no merecen más de $6,000 pesos y por honorarios. ¡Qué munga!

Y esas son las quejas de la semana. Tengo más, pero como todas son del trabajo, ya me aburrí y ahora busco quejarme de otras cosas, como lo del asesinato de la maestra en el Churchill's School. Lo curioso es que yo la conocí hace como tres años, cuando trabajé para "The Anglo", y crucé como cuatro frases con ella. Pobrecita, ¿no?