lunes, 12 de marzo de 2007

Planeta Quejas

Ya tenía yo pensado seguir en esta onda de los blogs, pero no estaba segura respecto a algún otro tema para comentar. Y resulta que, después de días de no poder escribir nada en inglés porque todo me había salido chueco y no quería poner cosas negativas, me decidí a iniciar otro, en español, que es mi lengua materna, y que se dedique a todas las cosas horribles que suceden en la vida.

Ya lo dijo el inmortal Francisco Gabilondo Soler, alias "Cri-Crí",en boca de Periquín Plumero: "Hay temperamentos muy extraños,dice. Muchos tienen salud, tienen trabajo, y si no están como para arrebatar en la pantalla, siquiera caminan derechos y peinan copete, pero lamentan su suerte. Otros son listos; juegan al tú por tú con los logaritmos o con los idiomas, mas viven amargados y creen que nadie los comprende. Los pobres anhelan dinero; los ricos crían úlceras para crear más dinero y los millonarios tienen unas tragaderas que ya quisieran los hipopótamos. Hijo mío, nacerás en un mundo extraño. Aquí nadie esta conforme; el planeta Tierra debía llamarse planeta Quejas".

Psicológicamente hablando, la queja moderada tiene un valor como liberador del estrés y coadyuvante en la capacidad de análisis de un problema. Cuando ésta se vuelve masiva y crónica, se torna en un delicioso dolor de cabeza para todos los que rodean al quejoso, lo cual encuentro particularmente divertido siendo que yo también pertenezco al Partido de Quejicas Vocingleros (PQV), en el ala moderada cuyo lema es "me quejo pa' ver cómo ch****os lo resuelvo", contraria al ala extremista cuya motivación es "quejarme pa'que me hagas caso, güey".

Así que el día de hoy comienzo con una queja grande: ¿por qué dejamos todo en manos de otros en el último triste minuto?

La cosa empezó así: mi jefe se iba de viaje a Gringolandia el domingo, así que necesitaba rentar un coche. En lugar de encargármelo a mí, que ya tengo experiencia en eso de las reservaciones, se lo encarga a otro cuate de la oficina. Pa' no hacer el cuento largo, algo en la reservación salió mal, y el jefe quiere que le reembolsen su lana, porque no pudo hacer uso del vehículo. Se le encarga al cuate que hizo la reserva que lo resuelva, ¿no?. Tuvo toda la maldita mañana para encargarme que hablara a Inglaterra (¿a quién carambas se le ocurre reservar un carro en el UK en primer lugar?) y le ayudara a resolver la bronca, pero noooooooooo. Se esperó exactamente hasta la una de la tarde que salía a carretera para hablarme desde el celular y encargarme el trabajo sucio, con apenas dos horas de intervalo para tratar de resolverlo por el horario del otro lado del charco. Qué lindo, ¿no? Y si no se logra el reembolso, seguro me carga el muerto a mí.

Me he pasado medio día muerta del coraje. O sea, no me molesta ayudarle con la bronca en la que se metió. lo que me pone hidrófoba de rabia es que no me avisara con suficiente tiempo y claridad para trabajarlo a gusto.

A ver en que termina este desastrito.

Por otro lado, tengo varias cosas atoradas en el buche, las cuales enumero a continuación, para desarrollarlas a gusto cuando tenga más tiempo y hacerla más emocionante. Las primeras son:

1. La Presidenta del Ala Extremista del PQV en mi oficina
2. Los horrores de mi trabajo
3. Los vecinos del edificio donde vivo
4. La falta de práctica en el uso del cerebro entre mis compañeros de trabajo
5. El méndigo viaje de trabajo que me tendré que chutar en fecha próxima

Procuraré no repetirme respecto a lo que ya he mencionado en otro lado, así que ahí me quedo por el momento. Y todo el que se quiera quejar de algo, pos es bienvenido.


P.S: tomamos la cita dando los créditos y sin afan de lucro

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