¿Por qué rayos algo que es tan simple lo tienen que hacer tan complicado?
Habéis de saber que mi otra naranja (mitades ni máiz, todo o nada) y su segura servidora llevamos dos años viviendo juntos, y antes de eso, como siete de novios. Cuando por fin decidimos arrejuntarnos, lo hicimos como experimento para ver si nos aguantábamos uno al otro, porque durante esos siete años, sólo nos habíamos visto los puros fines de semana. Extraño, pero cierto.
Bueno, pos después de ver que no nos espantábamos de los defectitos del otro,
ahí estábamos, bien contentos, viviendo muy tranquilos nuestra extraordinariamente agradable vida en común, cuando me dicen que me tienen que abrir la panza para ustedes saben qué. Y como sale muy caro y no tengo IMSS, pos dijo mi arrejunto que porqué no firmábamos el papelito (o sea, matrimoño por la federal) para poder inscribirme en su seguro médico. Y pos ni modo, dijimos que sí.
Como comprenderan, casorio en estas circunstancias está igual o peor que casarse por pend..., digo, por la cigüeña. Neta que me entró una depre más negra que la noche. Y así me la pasé tristeando un par de semanas hasta que me dije: "Okey, fue mi güey el que propuso, así que como que no es de obligado, ¿no? Pos entonces vamos a verle el lado bonito". Y se me bajó la muina, y dijimos que sin tanto pancho. Que nomás los novios, los papás... bueno, en realidad nomás las mamás (su papá es finado y el mío desaparecido) y los hermanos, discretito, pues, ¿no? Sí como no, ¡oh, inocentes ilusos!
Y más tardamos en anunciar nuestra intención de mantener una política sobria y espartana que meternos en santo problemoche, sobre todo porque mi madre ha estado (con perdón de mi jefecita) chingue y chingue peor que mosca borriquera que por qué no invito a fulano, a zutano, a perengano y a la santa madre que los parió a todos!
Y aquí nos tienen a los pobres novios, con la fecha más pinche que podía dar el Registro Civil (once de octubre pa'l que le interese) casi encima y teniéndonos que echar la bronca de hacer "fiesta". O sea, ¿qué carajos se supone que estamos celebrando? Nuestro compromiso lo reconocimos y nos lo echamos cuando nos fuimos a vivir juntos, ¿no? Y, francamente, los pinches convencionalismos sociales me caen como cien patadas en la cara. ¿A santo de qué estarle rindiendo caravana a medio mundo, y gastándome lo que debería estar ahorrando para el hospital? Y pa'cabarla de amolar, ¡se supone que es la familia de la novia la que corre con todos los gastos!
What!?
A ver, explíquenme por favor: ¿cómo es que en pleno siglo XXI sigamos manteniendo estas "costumbres" estúpidas del siglo antepasado? Y además, ¿qué? ¿Acaso por haber parido viejas mi familia se tiene que chingar? ¿Estamos pagando alguna multa por haber engendrado hijas o qué carajos? La neta, esta es la parte que más me ha hecho encabronar. Lo bueno es que mi aspirante a marido es de mentalidad más progresista, a Dios gracias, y tampoco está de acuerdo en que nomás los de este lado pongan, así que está haciendo su luchita pa'que los de su lado también le entren con algo.
Yo me pregunto por qué nuestras mamás no se ponen en nuestro lugar. Ya bastante presión hay con el estado de salud para que aparte nos vengan a complicar la vida con estas frivolidades idióticas tipo sociedad porfiriana, caray.
Y les cuento estas cuitas no nomás para aligerar la carga de mi espíritu, sino para que lo tomen como ejemplo. No dejen que sus papás les controlen las bodas, que al final se supone que la fiesta es para los novios.
Lo único bueno es que, aunque al final hemos tenido que capitular en lo de invitar gente, nos hemos salido con la nuestra en que a güevo que nuestros amigos están invitados, nomás unos cuantos elegidos de cada familia, y pudimos regresar al plan original de limitarnos a bocadillos, vinito y pastelito, y cuando se acabe el vino, aquí se rompió una jerga y cada quién se va... donde prefiera.
JA!