Siendo maestra de profesión y vocación, a veces se olvida uno cómo se siente ser novato.
El antecedente es éste: resulta que el sábado pasado me entregaron mi primer coche. Usadito, traqueteadito, con muchos kilómetros andados, pero mi carrito por fin, después de meses de pagar mensualidades. Os podréis imaginar mi tremebunda felicidad, y seguramente estaréis pensando que lo primero que hice fue ponerme al volante y salir a dar una vuelta, ¿no?
Pos resulta que mi latita roja se tuvo que quedar en el estacionamiento un rato. Y que llega la vecina a la que le estábamos obstruyendo la entrada (porque han de saber que le pusimos un letrerito muy monón con la leyenda "soy del depto. tal", como buenos vecinos, pues) con el consabido pero amabilísimo "¿me podría hacer favor de mover su carro?"
Y entonces la valiente de yo bajé muy oronda con mis llaves, desactivé elegantemente la alarma, me puse al volante, puse la llave en el contacto y... ¡NI SIQUIERA PUDE DESTRABAR EL VOLANTE! Porque habéis de saber, estimados (si los hay) lectores, que TODAVÍA NO SÉ MANEJAR (aunque ya sé moverlo en primera).
¡Oh, vergüenza! Con toda la sangre fría que pude reunir, hice mi avergonzada caravana y salí corriendo a buscar al conserje, para que lo moviera y lo dejara en su lugar.
Y ahí está mi latita roja, bien estacionadito y con su estampita del caballito en la defensa, esperando salir el próximo sábado a mi primera lección de manejo.
Para que tengáis de qué reir un rato. jajajajajaja.
2 comentarios:
jajajaja me nmuero de la risaaaa, jajaja vale que asi se aprende a pura presion, jajaja, cuando gustes nos vemos en churubusco mi viejo circuito de carreras pa probarlo.. jajaja
hola compañera de la blogsfera o como se diga!!!! hace rato que no entraba y creeme uqe muero de risa y afirmo comparto la opinion de el heroe uno aprende mejor bajo presion!!!!! saludos un abrazo fraternal
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